FILIGRANA
Desde siempre, el arte fue mi modo de vida, una suerte de inmanencia cotidiana que supe cultivar peinando caminos en busca permanente de sentidos…
Así fui transitando por territorios desconocidos, focalizando todo en esa búsqueda, repitiendo una y otra vez el ritual, sin perder de vista el objetivo, que sólo el arte me supo reportar…
Descubrir en laberintos interiores, la delicadeza de materializar un sentimiento a partir de una imagen que se traduce en gesto, en olor o sabor y que se desliza por los sentidos, para decir aquello que no sabría decir de otra manera…
El lápiz y los trazos finos me permitieron repasar blancos papeles con diferentes texturas que modificaban respuestas… Siempre el lápiz recorría las blancas hojas donde se materializaba el mundo inconfesable…
La tecnología fue acompañando la búsqueda y rebordeando con colores las miradas polifónicas que dice el texto cuando quiere sugerir…
Lo manual y lo digital conviven hoy bajo un cielo estrellado… y así la vida va adquiriendo un sentido singular…